domingo, 11 de junio de 2017

De las ganas de usucapir y el chupa-chups manchú.

Decía Hemingway que en el arte de la escritura es preferible mostrar una mínima parte de lo que se pretende contar y dejar que se transluzca el resto. Es lo que él denominaba la “Teoría del Iceberg”. Vamos, que no hay que mostrar toda la lechuga. Ahora, no entiendo por qué tenía que recurrir a símbolos vegetales, pudiendo usar como ejemplo a Madonna, que hace lo mismo con su pechuga cuando se pone un top escotado, pero sin tanta pose intelectual. 
Amar chinamente, también es un poco eso, hacer un poco el iceberg, que el amor se entrevea, pero sin pasarse con las palabras ni con las muestras de afecto públicas (todavía me acuerdo de lo violenta que se sintió la señora de la limpieza que nos ayudaba en Tianjin cuando presenció cómo Mikel me plantaba un beso en la frente). Por ejemplo, entre parejas, lo suyo es hacer un regalo, a ser posible muy caro, decir te quiero sin más no resulta muy creíble y, además, haces que tu pareja “pierda la cara” 丢脸 (duilian), porque a ojos de la sociedad china no la amas lo suficiente. Por otra parte, a veces, en occidente también nos pasamos al revés. Hay quienes revalidan verbalmente su amor a todas horas y al final se convierte en algo automático, sin significado alguno. Una vez, cuando trabajaba en el bufete, a un compañero, el abogado de la parte contraria, le soltó un “te quiero, adiós” de despedida que le sacó los colores. Claro, que igual tal declaración no fue un error, porque, ya se sabe lo que pasa, tanto hablar de usufructos y servidumbres, uno termina queriendo usucapir* al otro. Además, mi compañero era de los que llevaba las corbatas demasiado cortas y calcetines sin suspensores, vamos, un pendón. 
En cuanto a las manifestaciones de amor filial en China, sucede lo mismo. Allí Edipo y Yocasta (nombre con guasa, que demuestra que no hay que desafiar a las Moiras a la hora de bautizar, véase también Titanic, Challenger, Armada Invencible…si quieres que tu nave triunfe llámala “Mierdecita andante” y si prefieres una hija recatada llámala Yopelandrusca). El caso es que en la cultura china, en general, los padres y los hijos no se dicen "te quiero" muy a menudo**. De hecho, muchos chinos no han escuchado nunca dicha frase de labios de sus progenitores, no sea que les salgan blandengues y sensibleros. Los más desconfiados incluso sospechan cuando escuchan este tipo de expresiones, como demuestran por ejemplo las respuestas graciosas que recopiló la radio china cuando yo aún vivía allí, de madres despistadas, al recibir mensajes de amor de sus hijos, sin saber que era con ocasión precisamente del Día de la Madre:
 “Mamá, te quiero”
1.- ¿Estas embarazada?
2.- ¿Necesitas dinero?
3.- ¿Tienes cáncer?
4.- ¿En que lío te has metido?
En el país con forma de gallina, el amor se demuestra indirectamente, cuidando de los otros. Sobre todo por medio de las artes culinarias (si os interesa la etimología de culinario haced click aquí), sirviendo a los demás comida (aunque sea utilizando los palillos que te has metido previamente a la boca), premasticando los alimentos de los vástagos***...En fin, lo normal. 
De todos modos, creo que la forma de relacionarse dentro de las familias está cambiando, y que las generaciones más jóvenes son más afectuosas. Por ejemplo, en la serie “Papá a dónde vamos”, un reality show de la Televisión Pública China en el que padres famosos se llevan a sus hijos de excursión, sin las madres, no es raro oír a los padres y a los hijos decirse “te quiero” con toda naturalidad. Incluso, y eso es más chocante para muchos de nosotros, occidentales, los besitos en los labios a los niños pequeñitos están aceptados socialmente sin problema, incluso si el beso no proviene del padre de la criatura, sino del padre de alguno de sus amiguitos.  Vamos, que lo de Beckham y su hija probablemente hubiera pasado desapercibido por aquellos lares.
Un aplauso a la autora anónima de
este dibujo/tropelía, que tiene mérito
porque está claro que no recibió
ninguna ayuda se sus padres.
Es evidente que las formas de mostrar cariño son culturales y están cargadas de connotaciones y asociaciones mentales que hacen que nos resulten reprobables o no, dependiendo de nuestra educación y de la sociedad. El ejemplo más claro de esto es el del chupa-chups manchú. Los manchúes, en el pasado veían normal practicar felaciones a sus bebés varones y toquetear en sus partecitas a las niñas, y sin embargo darles un beso en la mejilla les parecía una guarrerida deleznable. Para saber más pincha aquí. Y claro, dirán que lo del chupa-chups no les traumatizaba, pero yo creo que sí, que las secuelas a veces no aparecen al momento, pero terminan por salir a la luz en la edad adulta. Prueba irrefutable del trauma es el peinado criminal que adoptaban sistemáticamente y que podéis contemplar en la foto de la derecha. Y encima cortaban la cabeza a los chinos de otras etnias que no siguieran el estilo establecido.
En fin, es difícil para nosotros, al menos para mí, entender este tipo de muestra de afecto, incluso aunque las connotaciones sexuales también sean una cuestión relativa. Es verdad que en Europa, hubo una época en que mostrar el tobillo o los pololos era escandaloso, pero al mismo tiempo llevar generosísimos escotes estaba de moda. Sin embargo, y por más abierta que quiera ser, una estimulación directa de los genitales no me parece justificable. Seré etnocentrista pero es que todo tiene que tener unos límites. Si no voy a proponer que para expresar nuestros buenos deseos a los demás nos dediquemos a tirarnos fuerte de las orejas. ¡Ah, no, que eso ya está cogido!
Autora: La Col China, dándoselas de lechuga iceberg.


* Hacerse dueño de algo mediante su uso continuado.
**En realidad, esto es discutible, como siempre que se generaliza, y más al hablar de un país tan grande y tan inmerso en cambios como es China, pero culturalmente, las manifestaciones de afecto son escasas.
*** Esto no es habitual, de hecho yo nunca lo he visto hacer, solo he oído que hay gente que lo sigue haciendo. En todo caso, al documentarme para escribir esta entrada he descubierto que resulta que en occidente también hay personas que propugnan esta práctica y que Alicia Silverstone, es un ejemplo. Quizá sea cierto que tenga grandes ventajas, pero a día de hoy, con mis prejuicios la comida premasticada me resulta difícil de digerir, incluso aunque sea quizá el antecedente histórico de los besos

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