sábado, 8 de agosto de 2015

Anécdotas clásicas I: La inocencia de Pequeño Olor y las andanzas del fantasma Vademecum

Ahora que estoy trabajando en Beijing no tengo tiempo de ir a la escuela y lo cierto es que lo echo mucho de menos. Y no solo por todo el chino que no estoy aprendiendo, sino porque allí hay un montón de estudiantes de lo más variopinto. Ir a esa escuela me ha permitido conocer personas de muchos países y descubrir que la gente mira el mundo de formas muy diferentes. Esto a su vez me ha abierto la mente, y me ha hecho crecer como persona, y por eso ahora estoy más gorda y además acepto de buen grado que, si la gente no ve las cosas como yo, es que las está mirando mal.
También he conocido a personas que ven cosas donde no las hay, por ejemplo fantasmas. He estado en una clase en la que éramos seis personas de las cuales sólo dos (los dos occidentales) no creíamos en ellos. Y vale, es cierto, puede que existan, que yo no los vea, o que crea que no existen no significa nada, pero es que los argumentos que blandieron…
Una de las personas que creía en los fantasmas era mi compañera indonesia. Era una chica jovencita, sonriente y muy dulce que se llamaba “Xiao Wen” o según mi traducción “Pequeño Olor”.

 ¿El Pequeño olor proviene de ese pie?
En los templos de Labuleng (Labrang), Gansu.
Quizá es un buen momento para aclarar que en clase nos piden que nos pongamos un nombre en chino para poder llamarnos algo. El caso es que el primer día, cuando nos presentamos, normalmente no vemos cómo se escriben los nombres de los compañeros y puesto que cada sílaba-carácter tiene diversos significados (chipicientos si, como yo, no distingues bien los cuatro tonos*), al final es difícil saberse bien los nombres y yo siempre elijo lo que me parece más fácil de aprender. Por ejemplo “xiao” puede significar risa, pequeño, efecto, entre otras cosas y “wen” puede referirse a olor, pregunta, cultura…lógicamente “Risa Pregunta ” o “ Efecto Cultura” no tienen el poder nemotécnico de “Pequeño Olor”, así que la bauticé así, aunque muy injustamente, que la pobre era totalmente inodora.

El caso es que mi Pequeño Olor nos explicó que ella había oído a un fantasma en una especie de parque de al lado de su casa. Dijo que se oían gemidos como de una chica por la noche y al día siguiente no había nadie…ejem, ejem, Pequeño Olor, no sé como explicarte esto, pero un parque, de noche, una chica, gemidos…esto… déjalo, cuando seas Gran Olor lo entenderás…
En el pueblo Wu, incluso el nombre asusta.
Un paraguas levitando en un campo
flores de colza y ¿lilas?
Claramente es un fenómeno para-anormal-es y
¿lilas?
Pero lo peor es que la historia de Pequeño Olor no fue la más extraña, la profesora nos contó que ella creía en fantasmas desde que su hermano se quedó a trabajar hasta muy tarde en su oficina y cuando ya eran más de las once notó una corriente de aire en el pescuezo. ¡Pero ojo, no había ninguna ventana abierta¡ -He ahí la prueba irrefutable que Iker Jiménez estaba esperando- lógicamente, el hermano tras sentir aquella presencia espectral en su nuca decidió irse a casa, pero eso sí, dio muchas vueltas y rodeos de camino, para despistar al espíritu, no fuera que decidiera seguirle hasta casa  y se quedara a vivir allí (tendría miedo de que le soplara algo a su mujer, digo yo). Y la profesora cerró su historia con un: “así que, ya sabéis, no trasnochéis, y volved pronto a casa por la noche para que ningún fantasma os siga. “ Y es que todo el mundo sabe que lo más peligroso de volver andando a casa por una calle solitaria de noche es un fantasma vademecum.
Montañas de colores en Zhangye, Gansu.
No pega pero es bonito.
Nadie más contó otra historia interesante, pero algunos coincidieron en que creían en los espíritus, aunque nunca hubieran visto ninguno…, incluidos el racional “Camisa” y la alegre “Gran Pino” (otras dos víctimas de mi pésimo chino y mi afán rebautizador) ¡Menuda decepción me llevé! Es que si al menos hubiera habido alguna historia de una sábana con agujeros y un bolondrio de hierro, grilletes y cadena…pero no, únicamente un fantasma llegando al culmen o y otro con complejo de aire acondicionado y muy mala orientación.
De todos modos bien pensado, mejor, porque a mi los espíritus, aunque no existan, me dan un miedo terrible sobre todo cuando les da por aparecerse en forma de mi tataratatarabuela Leovigilda y reflejarse en el espejo de mi habitación a las 2:13 de la noche.
Autora: La Col-china.

*Los tonos son parecidos a los acentos, con el agravante de que cada sílaba tiene uno y que existen cuatro tipos.


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