Con este título seguro que os habéis imaginado que de nuevo voy a escribir sobre algo relacionado con la ontología, ji, ji, ji. Es que así soy, siempre estoy haciéndome las grandes preguntas y filosofando eruditamente sobre "cosas sesudas". En fin, aquí va otra joya del pensamiento y de la literatura:
El
otro día fui al Tianjin Riverside 66 que es unos de los más de cien o
doscientos centros comerciales que tiene Tianjin. Fui a hacer de pelusa en el
desierto un poco, y rodar delante de las dependientas que estaban muy propias
también, posando a lo cactus. Es una pena, pero esta estampa es muy habitual en
mi pueblo*. Como la cantidad de centros comerciales de tipo occidental es tan
desproporcionada, y los precios son estratosféricos, están todos casi vacíos, a
excepción de la zona de restaurantes. De hecho, yo tampoco fui a comprar,
porque para mi también es prohibitivo, sólo fui porque en ese centro comercial
se encuentra uno de los pocos bares de Tianjin que sirve coca-cola light o zero,
-ya sabéis, refrescos de los que no tienen calorías. ¡Qué le voy a hacer si me
gusta la ficción en las bebidas! ¡Y el autoengaño!
Por
cierto, en mandarín calorías se dice “kaluli” (卡路里), porque han tomado la palabra prestada del inglés. Es muy
fácil de retener para nosotros, pero me pregunto cómo interioriza un chino este
tipo de palabras. Al final para que suene casi igual tienen que sacrificar el
significado e ignorar que kaluli, dividido en caracteres significa tarjeta (ka 卡), calle (lu路), dentro (li 里).
Pandas jugando al Mahjong (creo, no les pregunté a qué estaban jugando), en una calle de Pingyao. |
Volviendo
al tema, fui al centro comercial, me tomé mi refresco, sin kaluli, pululé
pelusíticamente, por los inmaculados pasillos y escaparates y cuando ya bajaba
por las escaleras mecánicas, junto a las mismas diviso a una abuelilla típica
china: pelo canoso, camisa ancha floreada con “cuello Mao”, que ellos llamarán “cuello” sin más, pantalones negros y sandalias ortopédicas que dejan asomar la puntera
de las medias. La mujer me mira con curiosidad, mientras, me doy cuenta, según
avanzo, de que está “aposentada” allí porque está alzando a su nieto, de unos
tres años, para que orine dentro de una de las papeleras doradas. Sí, habéis
leído bien, ¡las papeleras de ese centro comercial son DORADAS! En fin, el nieto,
que tampoco hace mucho por apuntar, no creo ni que sepa el pobrecillo, mira la
papelera, que además es de tipo buzón (es decir el orificio es tamaño sobre)
con desconfianza. Y cuando la situación no puede ser más incómoda la mujer aún le
dice: -¡Saluda a la extranjera, salúdala.
Di “jaloooooo”!- (ellos no lo saben, pero cuando intentan saludar en inglés
suelen decir algo más parecido al “hola” en alemán). Él es muy pequeño para
sentir el pudor o vergüenza ajena que la situación exige, así que ya la sufro yo
por ambos. Y me dan ganas de ponerme en modo "colona irritable"** con la “abueli co-chinilla ” y decirle:
1.- “Señora, céntrese, que bastante difícil y
arriesgado es esto para los tres…”
2.- “Señora, hay multitud de baños en todas las
plantas, y no hay nadie en el centro comercial, los inodoros, sorprendentemente, están relucientes, así
que ¿por qué aquí? ¡Y con lo limpio que está todo! ¿Por qué ese afán de hacer el cherdiguarri?
Pero, al final me contengo a tiempo, y me abstengo de dar lecciones de educación e higiene. Además, la mujer está claramente tratando de
mostrar su amabilidad y dejar bien al Pueblo Chino. El saludar a los
extranjeros por la calle, es su forma de decirnos que somos bienvenidos en su
país. De demostrar que tienen buenas maneras y se agradece que los chinos en general hagan lo posible por acogernos (bueno, excepto si eres negro, pero eso es
porque esa raza les da miedo y, además, según una de mis amigas chinas algunos
son caníbales). Así qué con qué alma voy y le increpo por su conducta
antihigiénica y desconsiderada si ella lo ve tan natural y además me está dando
la bienvenida. Y por si fuera poco hay otra razón, la más poderosa y es que esa
señora va armada con un retoño “cargado”. Así que me fuerzo a sonreír y me voy pitando. No es el día para hacerme la heroína y acabar cubierta de…gloria.
* Pueblo
de diez millones de habitantes.
** "El modo Colono irritable es una función que llevamos incorporada muchos extranjeros, aunque desconocemos de su existencia hasta que se nos introduce en China. Una vez en este país basta con que nos aprieten algún botón del bazo y saltamos emulando a los colonos imperialistas creyéndonos con derecho a "educar" a "los nativos salvajes". Algunos extranjeros vienen también con un modo adicional que se llama el "modo colono irritable crónico" el resorte de este modelo se halla en el cerebro y se activa por defecto con el movimiento, cuando el extranjero posee esta función directamente piensa que China es su colonia, pero no quiere usarla ni como jabón para limpiarse las partes innobles, es por tanto un muñeco dicotómico que suena como atómico, pero lamentablemente no lo es, ya lo he mirado.
Autora: La Col-china.
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